sábado, 5 de mayo de 2007

José Salvador Bustamante H






José Salvador Bustamante H.

1988-1973


Poemas

LA ESTANCIA

Tiene la estancia para mí un misterio
donde labor constante reina y vive
do las cañas levantan en el predio
y sus hojas al sol el suelo escriben.

Allí se oye el cantar de los labriegos,
acá del buey el mugidor bramido,
es hora de almorzar murmuran luego,
mas pronto llega de la casa un chico.

Vacila, corre, vuela y les departe
y cuando tiene su elección cumplida,
llama y a cada uno da su parte,
estos reciben lo que da la vida.

Almuerzan con orgullo entre el arado,
cual colibrí que entre las flores vuela
sorbiendo del botón lo perfumado
despreciando la flor marchita y seca.

Acaban ya. Y con el mismo brío
vuelven y emprenden la primer encuesta,
y el sol de paso en la mitad del cielo
de hermosos rayos el espacio llena.

La caña está en sazón, llega la siega,
la cortan con magníficos aceros
que forman al extremo media vuelta
y la alzan en las mulas los arrieros.

Y la descargan en el punto expuesto,
donde el apronte está de la molienda
donde mostró su ciencia el arquitecto,
do juega el agua con la enorme rueda.

Al impulso de suave movimiento
gira el cilindro donde va la caña,
quedando de está solo algún fragmento,
que lo utilizan en la misma estancia.

Y se escapa formando un arroyuelo
como las aguas que a brotar empiezan,
el líquido que llega hasta el pozuelo
fruto cabal de la feliz molienda.

También en mitad del edificio
un horno que encendido está con la leña,
y un hombre muy cercano a su orificio
con atención lo atiza y lo alimenta.

Los fondos varios son bien ordenados,
colocados al vórtice del fuego,
do bullen los guarapos y melados
como se mueve él río en su reflujo.

Todo es hermoso, el laberinto es grande,
salen olores de fragante aroma
que por doquiera en derredor se esparcen,
y el pesebre aguarda que le den limosna
de dulce bueno, caluroso y blando.


Barbosa julio 20/ 1934






EL TREN...


Obra magna de sabios arquitectos,
de mecánicos firmes y constantes
que aprovecharon sin pereza el tiempo
escrutando la cima de las artes.

Allá te veo venir con ansia loca
devorando el hermosa y fértil llano
con la ira estectoral de la tormenta
que recoge voraz todo en su seno.

Y sigues por la playa deslizado,
dejando gentes y cogiendo carga
para llegar al puerto ambicionado,
donde esta el hombre que el negocio aguarda.

Y el hombre maquinista, inteligente,
con diestra mano su rodar detiene,
el vaivén aguardando de las gentes
que como arrieras corren, van y vienen.

Loor aquel que con cerebro fresco
pudo sacar sus tramos de la nada
y con su mano diestra y constructora
pudo escalar la cima ambicionada.

Barbosa Oct 12 de 1929




ASI ERES


Copos de noche sobre blancas sienes;
negro azabache en tus festivos ojos;
dientes cual perlas al reír me enseñas
bajo el estuche de tus labios rojos.

Al mirarte, señora, no me dejas
tranquilo el corazón por tus hechizos
y en las inmediaciones de tus cejas
hay palomas de amor del paraíso.

Y en la mente triunfal de tu cerebro
hay una sin igual sabiduría
y con tu pelo delicado y negro
me quedara besando noche y día,


Barbosa febrero 18 de 1946









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Como no referirme al abuelo que escribió unos poemas tan sugestivos y apenas ahora publico, como no referirme a él para quien la literatura fue en un comienzo algo neutro sin más interés que el de escribir algo a los sentimientos, al momento, porque lo inmediato no lo permitía.

Cuantos silencios, cuanta vida pasada detrás de un mostrador, en su Café El Botecito, o también oficiando como peluquero.
Alguna de sus historias narradas en algún momento de solaz, es que fue colonizador por las tierras del Quindío, Salento, Montenegro. A su regreso por Puerto Berrío trajo alfrojas con oro adheridas a su cuerpo, escondidas bajo la ruana. Una primera etapa en Maceo no fue fructífera. Barbosa fue su próxima meta.



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