Don Guillermo Roldán Gil con
su esposa doña Fanny Bocanument
Don
Guillermo Roldán Gil
Víctor
Bustamante
Si hay algún término con el que
se puede definir a Don Guillermo Roldán, para denotarlo, es el de que era un
maestro en toda la extensión de su significado. Austero, disciplinado, responsable
y amistoso son calificativos que no bastan para recordar ahora en este
diciembre su cercanía y la significación que él le dio a su vocación de maestro,
y que le otorgó ese tinte de ser y de vernos reflejados en su ejemplo de vida
porque él con su magisterio siempre estará en las primeras líneas como lo será siempre:
un maestro y una persona cercana en mis afectos.
Y no lo digo como un cumplido
sino como una certidumbre, ya que fui su alumno desde la primaria hasta todo el
bachillerato, donde su presencia se convertiría en algo difícil de encontrar
ahora: su carácter de ser un maestro como servidor de una comunidad sin ningún
interés que el de su magisterio.
Sí, aun lo veo en el primer salón,
del lado izquierdo a la entrada de la Escuela Urbana de Varones, dándome clase, dándonos
clase, una mañana. No sé porqué esta impresión ha quedado: verlo dibujando en el
tablero la imagen de un héroe de independencia, el máximo, Bolívar, para luego
convertirlo bajo el mismo boceto en otro personaje. Creo, que de él viene mi amor
por las ciencias sociales. Él era el director de la escuela, además muy serio para
tratar todo ese montón de alumnos en ese patio donde él toca la campana, que
rige los caminos de su autoridad, en el pasillo izquierdo donde había nada
menos que un asta de bandera con un universo de cemento, una esfera, con todos
los países pintados en color café, y de azul el mar, los mares.
Había además, en la escuela,
una enorme piscina en cemento gris bordeada de cicatrices y hendiduras a la que
nunca llenaron de agua, y donde, como es
de nunca nadie nadó, no sé si por lo honda, no sé si por lo contaminada que
se volvería el agua. Lo que si sé es que había una bodega en la parte baja
donde habían cientos de pizarras inutilizadas, guardadas en frágiles cajas de
madera, ya en camino a la podredumbre, que eran como un tesoro al pasar mi mano
por la superficie negra con cuadriculas y bordes de madera.
Pero bueno, ese era el espacio
donde gravitaba don Guillermo, esos eran los primeros pasos de muchos escolares
que de la mano de él, aprendimos a discernir entre el conocimiento y la ética,
una verdadera postura que señalaría nuestras vidas.
Luego el pasó a ser rector del
colegio, Manuel José Caicedo, y siempre con esa seriedad lideró el paso de sacar
los primeros bachilleres en el pueblo, en Barbosa, y evitar que muchos de ellos
se fueron a continuar su bachillerato en otros lugares. Siempre con la aquiescencia
del párroco, Luis Eduardo Pérez, que pese a su mal genio, siempre estuvo
preocupado por la educación.
De don Guillermo aun recuerdo
en alguna clase, ya en bachillerato, como nos contaba sobre su origen, su
pueblo natal, Entrerríos, y como llegó a Barbosa. También está presente su clara
cercanía con los eventos de la iglesia, su amor por las ceremonias religiosas
donde era imperioso verlo nada menos que en misa recogiendo las limosnas, y además
pendiente de la buena marcha en las festividades principales de Semana Santa y
en diciembre. Él es la primera persona que vi de tirantes en las mangas de
camisa, siempre serio, y fueron pocas las veces que vi por las calles del pueblo.
A él le encantaba verse inmerso
en el humo de su pipa, cuyo aroma impregnaba el patio, los zaguanes del colegio.
De él solo tengo que darle ese agradecimiento, por su persona, por su
presencia, por sus enseñazas, ya que detrás de su rostro severo y serio, cuando
algo se presentaba, alguna anomalía en el colegio, la solucionaba, con ese respeto
venerable que inspiraba en nosotros, creo que a todos los alumnos. Muchas veces
conversaba con él en los descansos, donde nos ilustraba, el descanso se hacia
corto ante la magnificencia de su diálogo y le mesura de sus opiniones.
Sí, habría que verlo, atento y
sereno, desplegando su poder de convocatoria.
De su escritorio de la
rectoría siempre vi un diccionario Larousse y los libros de Elvia Gutiérrez la
autora de la letra del himno a Barbosa, sobre Bolívar, junto al cuaderno de
firmas de observación, así como la probidad de su carácter y el respeto que
inspiraba entrar a su oficina.
Sí, Don Guillermo es una presencia
por su severidad como maestro, su responsabilidad y desde ahora el la fraternidad
que siempre nos inspira y una conducta de vida a quienes lo escuchamos.
Cualquier palabra que se diga
sobre su ejemplo de vida, sobre la inspiración que él nos dio no basta para
justificar este texto de mi amor y respeto que le escribo.
4 comentarios:
Victor, Creo que vas a tener que rectificar esto ""Había además, en la escuela, una enorme piscina en cemento gris bordeada de cicatrices y hendiduras a la que nunca llenaron de agua, y donde, como es de nunca nadie nadó, no sé si por lo honda, no sé si por lo contaminada que se volvería el agua. Lo que si sé es que había una bodega en la parte baja donde habían cientos de pizarras inutilizadas, guardadas en frágiles cajas de madera, ya en camino a la podredumbre, que eran como un tesoro al pasar mi mano por la superficie negra con cuadriculas y bordes de madera""
Primero , no era de cemento gris, era de baldocin blanco o azul claro, segundo si se lleno de agua y muchas vaces, se llenaba cada 8 dias ya que no tenia filtros, y tercero, mucha jente nado en ella, yo fui uno, la piscina fue construida en 1958, a los estudiantes de primaria cada 8 dias nos llebaban a pasear a la manga de los giles, y en esa epoca, al regreso. debiamos traer cada uno una piedra, de cualquier tamano, las clases de educacion fisica, se daban trayendo piedras desde alla mismo.Cuando se inaguro, yo estaba en segundo y unicamente se permitia el bano a los de cuarto, y a los de quinto (que en esa epoca, estudiaban en las instalaciones del colegio manuel jose caicedo) y tambien a los de bachillerato del mismo colegio, pero uno se las ingeniaba, por egemplo, a mi todos los dias me tiraban a las malas o me empujaban y otras me caia accidentalmente con todo y ropa(Ja, Ja, ja, ...............) alli aprendi a nadar y vos sabes que era bueno para eso. Un abrazo.
Nota=Este mismo comentario lo hice en tu pagina y no se porque no llego.
Se me olvidava algo; los alumnos de los grupos Primero segundo y tercero, nos permitian utilizar la piscina los lunes, cuando empesaba a llenarse y de cuando en vez, los martes, a unos cuantos que aprendimos a nadar ligero, nos permitian bañarnos los miercoles, jueves y viernes.
los sabados y domingos, los primeros meses, se permitia la entrada general(no recuerdo si de gratis o pagando algo)
La vida util de la piscina fue muy corta, ya que fue muy mal construida; no tenia nada o casi nada de hierro, ni siquiera vigas de amarre, y eso influyo para que se agrietara y por esas grietas se perdia el agua, afectando los solares vecinos, principalmente la escuela de niñas (Hoy institucion educativa Luis Eduardo Perez)y la casa de la familia cardona. Esto obligo a no volverse a utilixar,unicamente sebia para jugar futbolito y otras cosas,
Los comentarios de Jorge Argiro Tobon son acertados, yo tambien me bañe en dicha piscina.
Tabien tengo muchos recuerdos de Don Guillermo Roldan.
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